Se habla mucho de que estamos en un cambio de paradigma, en la cuarta revolución industrial, en la era conceptual… Lo que sí es cierto es que, como dicen mis amigos mexicanos, el tapete se está moviendo. Los cambios disruptivos (estamos quemando un poco esta palabra) que están sufriendo los modelos de negocio van a tener, sin duda, un impacto profundo en los empleos de muchos trabajadores. Y aquí el camino se bifurca: Por un lado, los que piensan en lo desastroso que va a ser todo con miles de puestos de trabajo perdidos por culpa de la inteligencia artificial, la robótica, nanotecnología, biotecnología… y todas estas cosas de las que oímos mucho y sabemos poco. Por otro lado, los que piensan que es la era de las grandes oportunidades y, como ha ocurrido con las otras revoluciones que han sacudido nuestra sociedad, al final se crea más riqueza y prosperidad que la que había anteriormente.
Para prevenir el peor de los escenarios, donde el desarrollo tecnológico va acompañado de una falta de talento, desempleo masivo y una creciente desigualdad, repensar las competencias necesarias para esto va a ser crítico. Re-skilling y up-skilling, como dicen los anglosajones, va a ser la única manera de salir adelante. No podemos esperar a las siguientes generaciones para que conduzcan esta nave que se nos está yendo de las manos. Simplemente no hay tiempo para esperar que la próxima generación esté bien preparada y, además, como dicen los estudios, el 65% de los niños que entran en el colegio hoy, van a estar trabajando en puestos que hoy no existen. ¿Cómo los vamos a poder preparar para ello?
Parece ser, entonces, que la única posibilidad que tienen las empresas es tomar una iniciativa proactiva en la formación en habilidades y competencias nuevas de sus trabajadores. No solo las empresas, los individuos debemos ser muy conscientes de nuestra responsabilidad para formarnos a lo largo de toda nuestra vida y crecer para surfear estas olas que no van a dejar de venir. Aristóteles decía que el hombre solo es feliz cuando aprende, así pues, nos vamos a ver obligados a ser felices a través de un aprendizaje continuo. Hemos salido muy preparados técnicamente de las universidades, pero ¿nos han enseñado todas las habilidades que necesitamos para el mundo de hoy? Me temo que no.
No estamos en una carrera contra las máquinas, ellas no son más que el canal a través del que tenemos que reconocer todo nuestro potencial. Esto solo puede ocurrir si somos mucho más rápidos entendiendo los cambios que vienen y asumiendo la responsabilidad de liderarnos y liderar nuestras empresas a través de este gran momento. Claro que es cierto que, como he dicho antes, los avances tecnológicos pasados han traído productividad, creación de empleo y prosperidad. Pero eso no quiere decir que fuera fácil o sin riesgos. Por eso, prepararse y anticiparse para las competencias que van a ser necesarias en esta transición, va a ser muy importante.
La pregunta obvia es: ¿Cuáles son esas destrezas y habilidades para las que nos tenemos que preparar? Según el World Economic Forum son estas:
Ana Sánchez
Experta en Transformación y Gestión del cambio
Mentoring | Formación | Ponencias