Es evidente que hay cosas que no funcionan en la sociedad de consumo actual, aunque nos hayamos acostumbrado a ellas. Vemos normal encontrar frambuesas peruanas en cualquier supermercado europeo, comprar una camiseta producida en el otro lado del mundo por unos pocos euros o dejar una sala de reuniones llena de botellas de agua vacías. ¿Os imagináis lo que ha viajado esa cajita de apenas 100 gramos de frambuesas para acabar en nuestro desayuno? ¿Y las botellas de agua?
Es evidente que hay cosas que no funcionan en la sociedad de consumo actual, aunque nos hayamos acostumbrado a ellas. Vemos normal encontrar frambuesas peruanas en cualquier supermercado europeo, comprar una camiseta producida en el otro lado del mundo por unos pocos euros o dejar una sala de reuniones llena de botellas de agua vacías. ¿Os imagináis lo que ha viajado esa cajita de apenas 100 gramos de frambuesas para acabar en nuestro desayuno? ¿Y las botellas de agua? Podemos tardar unos minutos en bebernos el agua, pero el plástico de la botella tardará cientos de años en degradarse. Lo mismo ocurre con los móviles, la ropa y una infinidad de productos que utilizamos a diario. Si lo pensamos con calma hay algo que no encaja.
Diseñamos y fabricamos productos para que se rompan pronto, sin tener en cuenta su uso ni los residuos que se generan en su fabricación.
A nivel industrial la situación tampoco es mucho mejor. Diseñamos y fabricamos productos para que se rompan pronto, sin tener en cuenta su uso ni los residuos que se generan en su fabricación. Es más importante que el producto sea bonito. Que la realidad que hay detrás en la extracción y procesado de las materias primas, los residuos y emisiones que generamos o el agua y la energía que se consumen. Al fin y al cabo, la mayoría de los consumidores no pagan por un producto sostenible.
A este modelo económico se le llama economía lineal, pensada para un crecimiento y consumo continuos. Una economía centrada en extraer los materiales, fabricar productos, consumirlos y tirarlos posteriormente, en un sistema lineal de procesos independientes. Y este modelo no tiene en cuenta el impacto que causa nuestra forma de producción y consumo actual sobre el planeta y las personas.
¿Cuáles son las consecuencias de la economía lineal?
Una situación de crecimiento insostenible. La necesidad de extraer e importar gran cantidad de materias primas. Una generación de residuos a la que no somos capaces de dar respuesta. Y emisiones de gases nocivos que el planeta no puede absorber. Según la “Global Footprint Network”, consumimos como si tuviésemos dos planetas disponibles para dotarnos de recursos y regenerar lo que contaminamos. El problema es que solo tenemos uno.
La economía circular replantea los procesos de extracción de materiales, diseño de productos, fabricación, consumo y fin de vida.
Para paliar esta situación cada vez más personas proponemos un cambio que se llama Economía Circular. Un modelo económico que redefine los procesos de producción y consumo para asegurar la sostenibilidad en el tiempo, tanto de nuestra economía como de los recursos naturales. Este modelo replantea los procesos de extracción de materiales, diseño de productos, fabricación, consumo y fin de vida (o precisamente evitar el fin de vida) en un sistema interrelacionado que tiene en el centro a las personas.
Claves de la economía circular
Vayamos paso a paso explorando algunas alternativas que nos ofrece la economía circular:
Los residuos no existen
Resulta a veces complicado introducir a las empresas en este tipo de cambios y es por ello que decidí fundar recircular.net, para demostrar que se pueden obtener beneficios económicos generando impactos medioambientales y sociales positivos al mismo tiempo.
Trabajamos para eliminar el concepto de residuo buscando oportunidades de reutilización para los mismos.
Dentro del amplio abanico de la economía circular, en recircular trabajamos para eliminar el concepto de residuo, #PorqueLosResiduosNoExisten, buscando oportunidades de reutilización para los mismos y demostrando que tienen valor para otros procesos. Informamos a las empresas sobre las oportunidades de valorización de sus recursos y les conectamos con otras que pueden utilizarlos como materias primas. También investigamos sobre tecnologías y procesos intermedios necesarios para la adecuación de los recursos a su uso posterior y sobre formas en las que las empresas pueden reutilizarlos internamente.
La economía circular replantea muchos aspectos de nuestra sociedad, de nuestro día a día como consumidores y también como empresas. El modelo circular no es exclusivo de la ciudadanía, ni de las empresas, sino un sistema transversal que propone mejoras en ambos aspectos, así como en administraciones públicas y nuestro sistema financiero. La economía circular abre un mundo nuevo de posibilidades, de innovación, de eficiencia y de nuevos modelos de negocio, mejora medioambiental y creación de trabajo de calidad, asegurando la sostenibilidad de nuestro planeta y nuestra economía para las generaciones futuras.
Ana Sánchez
Experta en Transformación y Gestión del cambio
Mentoring | Formación | Ponencias