La Empresa Familiar propone elaborar un plan estratégico para adaptar el sistema educativo a la realidad y facilitar el acceso de los jóvenes a empleos de calidad
El presidente del IEF, Francisco Riberas,
Problema: elevado desempleo juvenil y falta de personal cualificado.
España es un país con un elevado nivel de desempleo, aún más entre la juventud, y sin embargo las empresas tienen dificultades para cubrir muchas de sus vacantes al no encontrar perfiles profesionales adecuados: existe un evidente desajuste entre oferta y demanda. La demanda de capital humano de las empresas responde a un proceso de innovación constante para atender, en todo el mundo, a clientes y consumidores cada vez más exigentes. Mientras que la educación forma a personas y es la base de la convivencia y los valores, la formación a partir de los 16 años y hasta la Universidad debe estar orientada a la incorporación al mercado laboral, a lo que tienen en cuenta las empresas en la selección de personal: actitud, habilidades personales y capacitaciones técnicas.
Por tanto, el desajuste proviene de una preparación en los jóvenes que no se adecúa a las necesidades de las empresas tanto por un problema de información sobre las opciones profesionales como por la calidad de la formación.
Diagnóstico: no existe orientación profesional y formación adaptada a las necesidades de las empresas (de los clientes). Oferta no adaptada a la demanda.
Nuestros jóvenes no son peores por sufrir una tasa de paro juvenil del 35% pero necesitan un mejor asesoramiento. La falta de orientación y de calidad ha creado una polarización con un elevado nivel de abandono en los estudios por un lado y una elección prioritaria por la titulación de grado superior para puestos que no requieren ese grado o que no está orientada a la empleabilidad, generando una frustración personal además de una ineficiencia del sistema y de los recursos públicos invertidos.
Papel de las empresas: learning by doing (aprender haciendo).
Las empresas, que generan el 80% del empleo privado de nuestro país, pueden aportar una información real a la configuración del sistema educativo. La demanda de sus clientes, sus opciones… son determinante en la creación de las oportunidades de empleo y por ello las empresas pueden suministrar información veraz que resulte esencial para que los jóvenes decidan sobre su futuro con el apoyo de los orientadores en sus centros. Al combinar los intereses personales del joven, su actitud y habilidades con las posibilidades laborales se podría alcanzar el máximo rendimiento posterior basado en el desarrollo del talento.
Papel de la Administración: modelos flexibles y ágiles con capacidad de adaptación a los cambios.
En un contexto mundial de transformación donde los países y las empresas compiten por mantener o mejorar su posición relativa respecto a los demás, la formación juega un papel decisivo. Con la digitalización los cambios son rápidos y constantes y se requiere una actualización permanente de la información.
La Administración tiene la responsabilidad de impulsar modelos flexibles que permitan a los centros formativos, universitarios y de formación profesional, adaptarse a esos cambios que las empresas son capaces de detectar de manera inmediata.
La formación profesional podría situarse al mismo nivel que otras ofertas formativas: la inclusión de la experiencia práctica (FPDual) en la formación es atractiva – el número de alumnos se ha multiplicado por 4-, porque es la mejor manera de incorporar a los jóvenes al mercado laboral y de evitar el abandono de estudios en coyunturas que ofrecen salarios elevados sin capacitación. En los países donde existe, el desempleo juvenil es mucho más reducido (Alemania 7%, Austria, 11% o Dinamarca 12%).
Adecuación de la oferta a la demanda (empleabilidad).
Para adaptar las actitudes, habilidades personales y capacidades técnicas de los jóvenes se pueden implementar las siguientes actuaciones:
Fuente Instituto de Empresa familiar
Ana Sánchez
Experta en Transformación y Gestión del cambio
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