l El tratamiento experimental, probado en ratones, podría frenar tanto el declive biológico del paso del tiempo como el acelerado que padecen personas con progeria
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La clave de la lucha contra el envejecimiento quizá esté en una de las zonas más oscuras y desconocidas de nuestro genoma. En esas zonas veladas se producen alteraciones que son responsables de enfermedades terribles como la progeria, una rara condición que provoca el envejecimiento acelerado del organismo y convierte en ancianos prematuros a niños en su adolescencia. Hay pocos tratamientos eficaces, pero un equipo científico internacional, dirigido por el español Juan Carlos Izpisua, ha demostrado que se pueden revertir los síntomas de la enfermedad y alargar la vida. De momento, solo en ratones.
Lo han logrado con una estrategia ya utilizada para otras enfermedades: la terapia antisentido, una tecnología segura que ya ha sido aprobada para el tratamiento de la distrofia musculary diversos tipos de cáncer.
Quizá por ello los autores vislumbran una rápida utilización. «La especificidad, la baja toxicidad en general y la facilidad del proceso abre la puerta a un desarrollo terapéutico para el uso de estas moléculas en la clínica», explicó a ABC Izpisua. El científico dice «estar convencido de que un conocimiento más detallado de este proceso dará lugar a un rejuvenecimiento celular y, con él, a una mejora de la función de los tejidos».
Mejorar la salud pese a la edad
No solo se abre la puerta al desarrollo de nuevos tratamientos para las personas con progeria, sino a la búsqueda de fármacos que contrarresten el deterioro del organismo al cumplir años. «Nuestros resultados demuestran que los signos del envejecimiento no solo se pueden enlentecer, detener sino incluso revertir », insiste el investigador. Los detalles de este prometedor trabajo se publican en la revista «Science Medical Translational».
El científico español firma este trabajo como profesor del Instituto Salk y también como director del Instituto de Ciencias Altos Labs en San Diego, California. Esta es la empresa de biotecnología donde multimillonarios como Jeff Bezos han fichado a las mentes más brillantes en la lucha contra el envejecimiento. Con sus inversiones buscan una solución al paso del tiempo, lo único que todavía hoy no se puede comprar.
El foco en LINE–1
La nueva investigación pone el foco en un tramo de ARN llamado LINE–1 y en otros hallazgos previos. Era conocido que el envejecimiento fisiológico y natural comparte con la progeria un rasgo común: la alteración de la organización del ADN en el núcleo celular. Cuando el ADN se empaqueta de forma diferente, cambian los genes que están accesibles para que la célula los pueda leer y, por tanto, se altera el comportamiento y la función celular. También se sabía que el genoma humano contiene cientos trozos de ADN que se propagan y mueven por el genoma, además de codificar ARN LINE–1. Las funciones de estos elementos cambian y se multiplican con la edad, o con enfermedades también propias del paso del tiempo como son el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
Los investigadores se preguntaron si estos elementos también cambiaban y se acumulaban en las personas con progeria. La búsqueda tuvo éxito y se encontró una proporción de LINE–1 hasta siete veces superior en las células de estos pacientes. La acumulación se producía antes de que sucedieran los principales cambios estructurales en el ADN asociado a la progeria.
«Después se halló la fórmula para bloquearlo e impedir que se acumulara y afectara a la función de las células. Así se revirtieron los signos moleculares de la progeria y se prolongó la vida de ratones con envejecimiento prematuro», explica en un comunicado Estrella Núñez, vicerrectora de Investigación de la UCAM, entidad que también ha participado en el hallazgo. Tras el tratamiento, la expresión de los genes asociados al envejecimiento, la inflamación y el daño del ADN disminuyeron.
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Tratamientos insuficientes
En la investigación se utilizaron un tipo de ratones denominado LAKI, creados en el laboratorio de Carlos López Otín, de la Universidad de Oviedo. Estos ratones portan la misma mutación que causa la progeria en humanos, lo que ha permitido el ensayo de posibles fármacos que puedan frenar el devastador proceso en los pacientes.
López Otín, que no ha participado directamente en la investigación, considera que la contribución fundamental de este trabajo es la precisamente la demostración in vivo del tratamiento. Se demostró que los ratones fueron capaces de mitigar algunas de sus lesiones más significativas y extender su longevidad. «Este trabajo propone una nueva estrategia para el tratamiento de diversas formas de envejecimiento prematuro frente a las que ya existen algunas terapias, aunque aún son muy insuficientes para afrontar estas dramáticas y complejas enfermedades», señaló.
Ana Sánchez
Experta en Transformación y Gestión del cambio
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