Javier Llaneza es el Presidente de la Asociación Española de Ergonomía y Responsable de Higiene Industrial y Ergonomía de los Servicios de Prevención de ARCELORMITTAL . Con él hablamos de cómo se posicionará la ergonomía tras esta crisis y de la salud de ciertas prácticas preventivas en la empresa ¿Cómo estáis viviendo desde la Asociación esta etapa tan cambiante?¿Os ha afectado?
Esta crisis que nos tiene a todos asilados socialmente, pero no incomunicados, no nos ha afectado. Yo estoy en contacto con miembros de la junta directiva y con los asociados más activos, que siguen preguntando cosas.
Este confinamiento ¿Hará que se dé más importancia a la ergonomía en el ámbito empresarial? Espero que sí, pero voy a hacer una aclaración previa. En este país hay una especialidad preventiva que algunos creen que son dos, y eso es una interpretación errónea, nuestra especialidad es ergonomía y psicosociología aplicada. Desde ese punto de vista, la psicosociología va a ascender, al estar centrada en los factores de riesgos psicosocial y los daños que generan. Es evidente que el día después de esta crisis, con crisis económica y social, va a dejar muchas personas afectadas. Estoy convencido de que, haciendo una adaptación a esta nueva realidad social y laboral, esta disciplina será clave para contribuir al cuidado del trabajador y a su recuperación para los nuevos tiempos.
Como muestra tenemos el PAE, programa de ayuda al empleado del INSST. Un plan de apoyo para los trabajadores afectados por los riesgos psicosociales. Ese documento está diseñado para comunicar mucho con los trabajadores, ayudarles, auxiliares y contribuir así a su restablecimiento.
Desde la ergonomía física, y enlazando con algo que está muy de moda que es el trabajo en el hogar, afortunadamente las nuevas tecnologías permiten llevarlo a cabo. La ergonomía tiene un papel importante de acondicionamiento del domicilio, con muchas variables, pero que en general estaba hecho para ser el lugar de descanso y no de trabajo. Y todo esto hay que reinterpretarlo, porque en el futuro habrá más trabajo en el hogar.
Antes de esta crisis ¿Habíamos minusvalorado los riesgos psicosociales y ergonómicos del teletrabajo? Llevamos tiempo hablando de teletrabajo, de una manera casi hasta divertida. Hasta ahora era algo anecdótico, las cifras no llegaban a un 7 u 8 por ciento de los empleados que podían dedicar un tiempo parcial o total a teletrabajar. Mi hijo, desde hace 3 o 4 años, tiene un trabajo que se lo permite. Él solía teletrabajar en cualquier ubicación, a cualquier hora porque podían llamarle en cualquier momento… Se hacía de una manera espontánea. Cada uno teletrabajaba de la manera en que le daba la gana. Ahora estamos empezando a hablar de teletrabajo en serio porque cada vez, va a haber más personas en esto.
El hogar tenía sus ventajas como el ahorro de tiempo en desplazamiento o que desaparece el número de accidentes in itinere. Sin embargo, hay otra problemática que está ligada a que en nuestro país somos muy sociales y necesitamos contactar, ver, tocar. Estas cuestiones serán sustanciales y marcarán el futuro del trabajo que viene.
Hay que hacer un esfuerzo para entender que la conciliación requiere una relectura. No vamos a conciliar, vamos a mezclar y solo las soluciones organizativas nos van a permitir ver que estando en el hogar en un momento estaremos trabajando y en otro descansando. Habrá que replantearse lo que es conciliar porque antes suponía desconectar, ahora habrá que evitar caer en las tentaciones de la mezcla que supone el trabajo y tareas domésticas en un mismo espacio.
¿Falta formación en acondicionamiento del lugar de trabajo? Realmente sí. El otro día daba una charla sobre el acondicionamiento ergonómico de ese lugar que hay que reivindicar y conquistar, porque a veces desde los niños a la mascota pueden haberlo ocupado, y en mala mayoría de hogares de este país no hay mucho espacio. Hay una falta de formación e información. En internet vemos mucho contenido para una buena posición ante el ordenador que no lleve a la fatiga o los dolores… Ahí hay mucha información, pero tenemos que saber lo que nos conviene.
La mejor manera de reducir la fatiga asociada a una postura es cambiar de postura. Cada dos horas, darte unos minutos de estiramiento. Tu puedes establecer una disciplina de cambios de postura. Además, son importantes las condiciones ambientales: una buena iluminación, tener en cuenta la posición del ordenador respecto a la entrada de luz, conocer las condiciones ambientales (sombra, calor radiante…). Algo que me preocupa también, porque en este país parece que todo el mundo sabe de todo. Corremos el riesgo de que muchos no dejen aconsejarse por verdaderos especialistas. El problema llega cuando la gente piensa “a mí me van a decir cómo se hace esto”.
Las practicas parapreventivas que en ocasiones has criticado ¿Han distorsionado la prevención de riesgos? Absolutamente. Dicen que esta es una pandemia que surge cada cierto tiempo, el referente más claro es el de la gripe española es el de 1918 y la gripe. Había quien decía que esta pandemia se producía para que todos fuéramos más humildes. Esas prácticas parapreventivas, que yo he criticado, las enmarco dentro de los movimientos económicos y las propuestas que se hacen a partir de la crisis económica de 2008. Hay una crisis que atenta contra el estado del bienestar, donde muchos derechos como el salario sufren una merma. Se va a trabajar más y se va a cobrar menos. Ante esa situación, se empiezan a desmontar los servicios de prevención, se reduce los efectivos… Dentro de la legalidad, pero se ajusta. Ahí empiezan a surgir políticas centradas en el individuo. Se le hace ver que él es el responsable de su salud, y se le invita a ser feliz y a llevar un estilo de vida saludable, porque esa es la mejor manera de que las empresas sea sanas y saludables. Se delega en el individuo su seguridad, su salud, su felicidad, su positivad… Eso va contra la misión de la prevención de riesgos laborales que es la identificación, prevención y protección de trabajadores centrándose en los aspectos técnicos del trabajo y en la organización de este. Yo soy el primero que asume el papel que tiene la conducta del trabajador y de la organización sobre la siniestralidad laboral, peo de ahí a afirmar que todas las enfermedades o accidentes son consecuencia de malos hábitos, conductas o comportamientos imprudentes por parte de los trabajadores no lo pensaría nadie. Hemos llegado a un punto en el que pensábamos que todo estaba hecho, que podíamos bajar la guardia en el ámbito de PRL, pero esta pandemia nos ha permitido ver a donde hemos llegado y donde estábamos.
Adrián Díaz-Caneja
Ana Sánchez
Experta en Transformación y Gestión del cambio
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