A raíz de todos estos acontecimientos, se están haciendo esfuerzos para desarrollar visiones de sociedades de la información equitativas y que mejoren el bienestar. En todos los países, ricos y pobres, algunos expertos afirman que la inversión en tecnologías digitales está proporcionando oportunidades para que las naciones de ingresos bajos y medios den un gran salto en materia de tecnología. Se espera que se igualen, e incluso superen, a los países ricos, asegurando los beneficios de la tecnología digital para los ciudadanos. Aunque la Declaración de Principios acordada en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, celebrada en 2003, hace hincapié en el «deseo común y el compromiso de construir una sociedad de la información centrada en las personas, inclusiva y orientada al desarrollo», en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, predomina una aproximación centrada en la tecnología, tanto en la literatura sobre políticas y comercio como en la literatura de muchas ramas académicas. Algunos expertos insisten en que no existe un modelo único de sociedad digital, pero persiste el modelo homogéneo que minimiza los factores sociales, culturales, políticos y económicos que pueden conducir a resultados de inversión digital muy diferenciados. Incluso cuando las visiones de una vía hacia el futuro transformadora surgen de la deliberación de múltiples actores, la suposición subyacente es que serán los mercados competitivos los que la traigan, a pesar de que los mercados de servicios digitales no operan de acuerdo con los supuestos de la teoría del mercado perfectamente competitivo. La opinión predominante es que la innovación en el ámbito digital debe entregarse al mercado con la menor intervención política proactiva posible. Una excepción a todo esto se encuentra en el ámbito de la cualificación digital. La brecha de habilidades es sustancial y hay mucho debate acerca de la descualificación y la mejora de la cualificación. La dirección que lleva la innovación digital está afectando a la distribución de ingresos de las poblaciones, reemplazando a seres humanos por máquinas para aumentar la productividad, con predicciones muy variables sobre la gravedad de la amenaza para la subsistencia de los trabajadores y sobre la rapidez con que se producirá el desplazamiento laboral. Es muy escasa la oferta de trabajadores cualificados en ámbitos como la inteligencia artificial (IA), la gestión de datos, el control de calidad de los datos y la visualización de datos. Los estudios sobre la brecha digital suelen centrarse en la mejora de competencias en el ámbito técnico. Muchos países están introduciendo estrategias para mejorar la cualificación en materias STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, incluida la codificación). Estas cualificaciones son necesarias para el empleo en análisis de datos, la ciencia de los datos y el campo de la IA, pero la falta de equidad en el mundo digital no puede ser abordada sin prestar atención a otros elementos determinantes de desigualdad y exclusión.
Las desigualdades exacerbadas por la difusión de las tecnologías digitales no pueden abordarse aumentando el número de informáticos y licenciados con formación técnica especializada. Los ciudadanos deben ser capaces de manejar la información de forma creativa. Necesitan tener la capacidad de seleccionar la información, ignorar la que sea irrelevante e interpretar patrones de información, y estas no son destrezas técnicas. Esta característica, propia de la falta de cualificación, es especialmente importante en relación con la producción y el consumo de contenidos mediáticos en los que las noticias falsas o «fakes» son un problema creciente. Los bulos online tienen por finalidad obtener beneficios y fomentar la inestabilidad política. Los contenidos de este tipo que circulan por las redes sociales engañan a los ciudadanos, crean una cultura de la desconfianza y la confusión, y cada vez hay más indicios de desigualdad entre los que confían en los medios y los que no lo hacen. En principio, cualquiera puede crear una página de inicio, pero el uso cualificado de internet depende de toda una serie de capacidades para participar en la comunicación interactiva, la difusión y la recopilación de información, así como de la interpretación de la propia información. La falta de progresos significativos en el desarrollo de una amplia alfabetización digital de base significa que la gente que carece de la cualificación apropiada está siendo progresivamente marginada y excluida. Pueden ser discriminados por su incapacidad para reconocer el valor o la utilidad de los servicios digitales o porque no entienden cómo los servicios pueden ser utilizados de manera social o económicamente productiva.
Ana Sánchez
Experta en Innovación y Gestión del cambio
Mentoring | Formación | Ponencias
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